El pensamiento de Dios

Lectura semanal

«Así que la fe es por el oír, y el oir, por la palabra de Dios». Romanos 10:17

Acerca del Espíritu Santo

30/08/2025

SU ESTRATEGIA

Sustento sagrado:

 En Juan 16:13, Jesús enseña que el divino Consolador: 2. Guía al creyente, desde su propio corazón, a toda la verdad doctrinal y vivencial en Cristo, que es la Palabra del Señor (1 Corintios 3:16; 6:19; Efesios 6:17b), para que pueda ser vivificado y edificado por todo lo bueno de Dios (Gálatas 5:22, 23), y pueda ser limpiado por el fuego del Señor (Mateo 3:11).

“¿No sabéis que sois templo de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en vosotros?; Pero el que se une al Señor, un espíritu es con él. Huid de la fornicación. Cualquier otro pecado que el hombre cometa, está fuera del cuerpo; mas el que fornica, contra su propio cuerpo peca. ¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, e cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros?” (1 Corintios 3:16; 6:17-19). “Y si el Espíritu de aquel que levantó de los muertos a Jesús mora en vosotros, el que levantó de los muertos a Cristo Jesús vivificará también vuestros cuerpos mortales, por su Espíritu que mora en vosotros” (Romanos 8:11).

En Juan 16:14, Jesús enseña que el divino consolador: 3. Glorifica a Cristo Jesús en su iglesia, proveyendo su maravillosa presencia y haciéndolo resplandecer, para que Cristo sea adorado en Espíritu y en Verdad en santa asamblea (1 Corintios 12:12, 13). “Porque donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos” (Mateo 18:20).

 A partir, pues, de Pentecostés en Hechos 2:1-4, el Espíritu Santo vino a morar de manera definitiva entre los creyentes judíos, puesto que estaban celebrando una fiesta netamente judía. Porque antes de la venida a la tierra para glorificar a Cristo, el Espíritu Santo venía solo de manera puntual, temporal y personal, en algún judío especialmente escogido por Dios. Así pues, el Espíritu Santo podía ser dado por Dios solo para una labor específica, a un hombre específico y en momento específico; pero después, podía ser quitado. De hecho, David oró así: “No me eches de delante de ti, y no quites de mí tu Santo Espíritu” (Salmo 51:11).   

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