Armonía conyugal

Lectura Semanal

«Él, respondiendo, les dijo: ¿No habéis leído que el que los hizo al principio, varón y hembra los hizo«.  Mateo 19:4

El diseño de Dios  

11/09/2025

Pero independiente de las presentes y de las futuras tendencias, el hombre ha sido, desde la creación misma, quien ha creado todo el sistema empresarial y financiero en la tierra, quien ha creado y sustentado todo el sistema religioso mundial, quien ha echado las bases para todo tipo de conocimiento científico en todas sus diferentes ramas en humanidades, y quien ha determinado y determina el inicio y el sostén estructural de la familia. Para ello, el Dios Creador Todopoderoso lo hizo con una necesidad interna prevalente y determinante: Ser señor; lo cual se convierte en la única fuente de su realización y plenitud, ya que es el factor intrínseco que le permite cumplir con ese máximo propósito que Jehová Dios le asignó, de reflejar Su soberana imagen en la tierra.

A su vez, ¿Cuáles son las características sobresalientes y las funciones propias de la mujer–ayuda en la familia? “Y dijo Jehová Dios: No es bueno que el hombre esté solo; le haré ayuda idónea para él” (Génesis 2:18). Así pues, al igual que el Espíritu Santo quien es el llamado a estar al lado para ayudar dentro de la familia divina, la mujer es dotada y llamada como ayuda idónea para inspirar, ayudar y apoyar. El Señor Jesús lo dijo: “El Espíritu Santo me glorificará porque tomará de lo mío y os lo hará saber” (Juan 16:14). Es decir, El Espíritu Santo no hace cosa alguna por sí mismo ni para sí mismo, sino que es el llamado a tomar del Padre y del Hijo para luego darlo a conocer y hacerlo resplandecer. De hecho, los dones bíblicos, llamados comúnmente “del Espíritu Santo”, no son otra cosa que las habilidades y poderes sobrenaturales de Cristo Jesús, los cuales toma de Él, para luego repartirlos entre los creyentes de Cristo, como Él quiera.

De la misma manera, la mujer está diseñada, dotada y llamada por Dios, para apoyar todo aquello que el hombre proyecte, siembre y sostenga, y no para que dirija, gobierne o decida finalmente. Esto último, sí lo puede y lo debe ejercer, pero solo en el seno del hogar, según el plan del divino Creador, precisamente para ayudar y complementar la labor productora, protectora y directora de su esposo en el mundo. Porque Dios es congruente y organizado. Ciertamente, como ya lo había mencionado, Dios no hizo de la familia humana un horrible monstruo de dos cabezas, similares y por lo tanto enfrentadas, sino, igual que Él, una familia con cabeza y corazón definidos, con funciones totalmente diferenciadas, pero definitivamente interdependientes.

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