El pensamiento de Dios

Lectura semanal

«Así que la fe es por el oír, y el oir, por la palabra de Dios». Romanos 10:17

Acerca del Espíritu Santo

13/09/2025

SU ESTRATEGIA

Sustento sagrado:

Pero a partir del derramamiento del Espíritu en la casa del gentil Cornelio en Hechos 10:42–46, el Espíritu Santo vino para morar definitivamente en el creyente cristiano no judío, es decir, gentil, desde el mismo momento de su conversión a la salvación y al señorío en Jesucristo. De esta forma, cuando una persona oye el evangelio, y acepta por la oración de fe a Jesús, como su único Salvador y Señor personal, su vida queda sellada para siempre con el Espíritu Santo. En efecto, en Efesios 1:13, 14 dice: “En Cristo también vosotros, habiendo  oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa, que es las arras de nuestra herencia, hasta la redención de la posesión adquirida, para alabanza de su gloria”. El creyente cristiano, entonces, es morada del Espíritu Santo desde el mismo instante en que oye “El mensaje de su salvación”, y hace en concordancia la oración de fe.

 Por ello, en Juan 16:7, Jesús afirmó que su partida de este mundo era necesaria, para que el Espíritu Santo pudiera venir a este mundo de manera definitiva (“Sellados”). “Os conviene que yo me vaya; porque si no me fuese, el Consolador no vendría a vosotros; mas si me fuere, os lo enviaré”; De esta forma, no siguiera transitoriamente como él estuvo “con” los apóstoles; sino que estuviera siempre “en” todos los creyentes de manera definitiva (Juan 14:17; 1 Corintios 3:16). Porque el Espíritu Santo llegó a los judíos en Pentecostés para quedarse, y a los gentiles convertidos en la casa de Cornelio, el centurión romano, para no volver a irse. Por ello, y en ambos casos, tanto en Pentecostés como en la casa de Cornelio, hubo manifestaciones sensibles, visibles y audibles, para que quedara en la historia y en forma inequívoca el testimonio vivencial del punto de llegada, y para que quedara la evidencia inequívoca de la maravillosa presencia y de la portentosa obra del Espíritu Santo en la tierra, de manera suficiente y única.

 El Espíritu Santo, por tanto, trabaja muy duro en el mundo para salvarlo, mora en el corazón del cristiano para santificarlo, y llena la iglesia con la presencia de Cristo para glorificarlo.

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