El diseño de Dios  

03/10/2025

2. EL ÚNICO FUNDAMENTO

El Señor Jesucristo dice: “Amarás al Señor tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas. Este es el principal mandamiento. Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. No hay otro mandamiento mayor que éstos” (Marcos 12: 30,31). “Al Señor tu Dios adorarás, y a Él solo servirás” (Mateo 4:10).

Ciertamente, y en atención a la justicia y a la verdad, no hay mayores responsabilidades para un ser humano sobre la tierra que amar de verdad a su Creador, dándole la máxima prioridad que se merece; y luego, amar al prójimo como a sí mismo, como el sentido común y la experiencia lo revelan. Y estas verdades supremas nos conducen a tener en cuenta que no hay prójimo más próximo que la familia en la cual el Creador ha ubicado originalmente a todo ser humano, y luego la familia que posteriormente le permitirá conformar.

Así pues, cuando se trata del estudio de las Relaciones Conyugales exitosas y felices, es necesario considerar en primer lugar el grado de presencia e injerencia de su diseñador y Creador en medio de ellas. Porque Dios, el Creador de la pareja, que en Su admirable humildad acepta la distancia que quiera establecer con Él todo ser humano, es obviamente el único garante de una relación matrimonial exitosa, en cuanto a la consecución de las metas propuestas en este mundo, y la única fuente de verdadera felicidad en cuanto a una existencia caracterizada por la satisfacción, la realización y la plenitud interior de cada uno de sus miembros.

Por ello, no es fortuito que el pueblo judío, que es sin duda alguna el pueblo del Dios verdadero en la tierra, considere a Deuteronomio 6:4-9 como el pasaje más importante de la Sagrada Escritura: “Oye Israel: Jehová nuestro Dios, Jehová uno es. Y amarás a Jehová tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y con todas tus fuerzas. Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón; y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas entrando en vuestra casa, y andando por el camino, y cuando te levantes. Y las atarás como una señal en tu mano, y estarán como frontales entre tus ojos; y las escribirás en los postes de tu casa, y en tus puertas”.