Acerca de Dios padre

28/06/2024

la soberanía delegada

Sustento sagrado

El apóstol Pablo presenta esta determinante verdad en Romanos 13:1, 2, 5, así: “Sométase toda persona a las autoridades superiores; porque no hay autoridad sino de parte de Dios, y las que hay, por Dios han sido establecidas. De modo que quien se opone a la autoridad, a lo establecido por Dios resiste; y los que resisten, acarrean condenación para sí mismos. Por lo cual es necesario estarles sujetos, no solamente por razón del castigo, sino también por causa de la conciencia”.

 Juan el Bautista lo expresa así, en Juan 3:27: “No puede el hombre recibir nada, si no le fuere dado del cielo”. Así, pues, si alguien tiene autoridad, aunque parezca no merecerla, es mejor, delante del Señor, respetarla y obedecerla indefectiblemente, obviamente en la medida en que no contradiga la voluntad suprema de Dios, expresada en Su palabra.

 Por su parte, Jesús dijo qué era lo más importante de él: “Aprended de mí que soy manso y humilde de corazón”  (Mateo 11:29). No dijo, “aprended de mí a hacer milagros portentosos”; porque estos eran parte de su natural condición divina, y la verdad es que cualquier otra fuente de fe los puede producir; Sino que dijo: aprended mansedumbre, que es sujetarse a las autoridades delegadas hasta la muerte como yo lo hago, con total mansedumbre ante la Soberanía del Padre celestial, la cual estaba representada en la autoridad religiosa de Caifás, la autoridad política de Pilato, y la autoridad social de los ancianos y escribas del Sanedrín. Porque la total sujeción, es la llave maestra que abre desde la tierra el portón de ingreso al reino de los cielos; Pero la rebelión, es la llave maestra que abre los portones del infierno. De eso fue que se trató la salvación de nuestro Señor Jesucristo. Obviamente, el entendimiento, aceptación y aplicación de esta verdad magistral, requiere la revelación directa del Señor. Por ello, los hijos sujetos primeramente a sus padres, independiente de cómo sean estos, son los más exitosos y felices en la tierra; Mas los hijos rebeldes e irrespetuosos de alguna manera, son normalmente frustrados, empobrecidos y fracasados.