Los sentimientos amorosos en los adolescentes y jóvenes adultos son muchas veces extremadarnente intensos y leales. El corte de una relación romántica, un divorcio o la muerte del ser querido asesta un golpe destructor al rechazado o al sobreviviente. Sus emociones quedan paralizadas, sus percepciones se distorsionan y sus esperanzas para el futuro son destruidas. Su enfoque total es en el objeto de su amor perdido. Su última expresión es una torcida proclamación de su amor, el máximo sacrificio de sus vidas.